El suicidio es la principal causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años en Cataluña. Según las últimas cifras del Instituto de Estadística de Cataluña, cada año hay 500 suicidios en las provincias catalanas, unos 4.000 en España y son 800.000 en el mundo según la Organización Mundial de la Salud. Esto es una muerte por suicidio cada 40 segundos. Y por cada muerte, se calcula que hay 20 intentos.
Estas cifras ponen el suicidio como un problema de salud pública de carácter grave y todo apunta a que empeorará. Un problema que se puede prevenir, ya que la mayoría de personas que piensan en el suicidio, muestran señales de alerta. Así pues, el entorno familiar y las amistades son un elemento clave para prevenirlo.
hay cuatro tipos de señales de alerta:
Las señales psicológicas y emocionales, como el desánimo, poco control emocional y emociones contradictorias o ausencia de emociones. También el discurso incoherente, falta de memoria y concentración.
En el discurso también puede haber mensajes directos e indirectos. Hay que fijarnos en expresiones como: "Estaría mejor muerto / a"; "Estoy cansado / a de luchar"; "Soy un estorbo", "No importo a nadie" ...
También son señales de alerta si notamos un aislamiento de la persona, abandono de las actividades habituales, no cuidar la imagen e higiene personal y despedirse dando objetos de valor, haciendo las paces con el entorno o arreglando papeles burocráticos.
Y por último, el propio cuerpo también muestra señales, como pueden ser la pérdida de apetito y de peso, insomnio y dolores de estómago y cabeza.
Además, hay que tener en cuenta que si el estado de ánimo de la persona mejora de golpe, puede ser un engaño que realmente significa que ha planificado el suicidio y por lo tanto ya se siente tranquila.
Hay que fijarnos en nuestro entorno y sobre todo hablar abiertamente del suicidio y las patologías de salud mental. En hablar, no se potencian estas ideas, sino al contrario. La persona siente que hay un apoyo y se facilita la petición de ayuda para que se elimina el miedo a ser estigmatizado. No hay que tener miedo a hablar del suicidio, hay que escuchar sin juzgar ni censurar y es importante tener en cuenta que al preguntar a una persona directamente si ha pensado en suicidarse, la estamos ayudando.
Para más información y atención, dejamos algunos recursos:
APSA (Asociación para la Prevención del Suicidio y la Atención al Superviviente)
Tras el suicidio - Asociación de supervivientes
Y sobre todo, siempre se puede recurrir a un profesor, compañero de trabajo, médico de cabecera, familiar o con quien nos sentimos con más confianza.