Nos despedimos de Carlos Luque, amigo, trabajador de nuestro Centro Especial de Trabajo desde el año 2002 y usuario del Hogar Residencia desde el año 2006

Ya hace unos años, desde 2002, que compartíamos el día a día con Carlos, un trabajador voluntarioso, un compañero del Hogar afable y generoso, un amigo de las actividades de ocio, sonriente, constante y enérgico. Jugador de nuestro equipo de balonmano, respetuoso y cooperativo. Todo esto y más.

Llegó al Centro Especial de Trabajo hace 16 años y desde entonces ha estado en varios equipos de trabajo: la brigada forestal, equipos de jardinería, enclaves a empresas y por último, en el vivero. A todos los equipos donde ha estado ha dejado su huella, sus ganas de aprender, de hacer bien las cosas y la preocupación por los demás, algo que le ha hecho un excelente compañero y un gran amigo para muchos.

Poco después, en 2006, entró a vivir en el Hogar Residencia, espacio donde ha compartido las vivencias cotidianas, momentos alegres y tristes, momentos para estimar y aprender, momentos de miedos, de nervios ...

Todos aquellos que han compartido estos años con él están de acuerdo en considerarlo un buen compañero y amigo, una persona con un gran corazón y sobre todo, una gran sonrisa.

Y el pasado 16 de abril, demasiado pronto, hemos tenido que hacer una despedida inesperado, una despedida triste y lleno de recuerdos. Ha dejado un vacío allí donde ha estado y en los corazones que lo han querido.

Carlos, que suerte haberte conocido, que suerte tener cerca personas que, como tú, nos enseñan a amar ya compartir sin esperar recibir nada a cambio.

Muchas gracias por enseñarnos tanto!

Te echaremos de menos!

 

 

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