Hace 30 años, la actividad productiva del Viver de Bell-lloc, era el viverismo. Teníamos cedidas unas parcelas en la Finca Bell-lloc, de donde nos viene el nombre, y producíamos y comercializábamos planta arbustiva y arbolado ornamental.
Nuestra misión ya era, y sigue siendo, la integración laboral y social de las personas con discapacidad Intelectual (DI). El proyecto ya había arrancado unos años antes y ya contábamos con 18 trabajadores con discapacidad intelectual, dos ingenieros técnicos y un viverista, así como una persona encargada de dar el apoyo asistencial a los trabajadores con discapacidad, Lluïsa Oller, actualmente Presidenta de honor.
Nuestros trabajadores eran antiguos alumnos de la Escuela Taller Castillo de San Foix, de Santa María de Martorelles y provenían, su mayor parte, de Barcelona.
Si bien la actividad productiva se fue consolidando, pronto evidenciamos dos hechos. Había que, por un lado, reorientar la procedencia de nuestros trabajadores y abrirnos a las necesidades del territorio, y era necesario también buscar una actividad productiva complementaria que pudiera absorber la gran cantidad de demanda de plazas de personas con discapacidad intelectual de la comarca, que ya conocíamos a través de una bolsa de trabajo que estaba elaborando el Ayuntamiento de Granollers, en colaboración con un programa de ECOM.
Para optimizar el vivero, se optó por especializarnos en un producto propio, la hiedra, que nos diferenciaba del resto de los productores y se adaptaba perfectamente a nuestro perfil en tanto que la reproducción por esquejes necesita bastante manipulación. Sin embargo, no teníamos suficiente. Un vivero de hiedras, a pleno rendimiento, podría llegar a ocupar, como mucho, unas 10 personas, y nosotros teníamos bastantes más demandas.
Así que llegamos a plantearnos los mantenimientos de jardinería. Otras experiencias de nuestros compañeros de otras comarcas habían iniciado con éxito este camino. Empezamos la formación con los trabajadores que tenían mayor autonomía funcional e iniciamos la búsqueda de posibles clientes.
Y es éste el punto de partida del acto que estamos rememorando hoy aquí.
Conocedores de la bolsa de trabajo de personas con discapacidad intelectual que estaba elaborando el Ayuntamiento de Granollers, y de la que ya habíamos empezado a contratar a varias personas, nos dirigimos al área de urbanismo, que por aquel entonces llevaba el concejal Josep Majoral y le planteamos que el mantenimiento de la jardinería podía ser un buen nicho de empleo por nuestro colectivo. La propuesta tuvo buena acogida y se puso manos a la obra. Las conversaciones se iniciaron a finales del verano de 1991, y antes de finalizar el año, a finales de noviembre, ya estábamos manteniendo el Cementerio y los taludes de la Font Verda, recientemente urbanizada
Lo que ha significado
Por nuestro proyecto, éste fue un primer paso de una gran trascendencia. Pasados los primeros tiempos, y habiendo constatado que nos adaptábamos bien a esta nueva actividad, no fue difícil convencer al resto de ayuntamientos de la comarca, de seguir el ejemplo de su capital, empezando, evidentemente por Cardedeu, Les Franqueses, la Almendra y La Garriga.
Esta nueva actividad nos aportaba además un plus: la visibilidad.
El trabajo en el vivero, por interesante que fuese, no dejaba de ser un trabajo que no tenía visibilidad por la ciudadanía. Nuestra presencia en los mantenimientos municipales nos daba ese plus de visibilidad que en ese momento era muy necesario para luchar a la vez contra los estigmas que siempre se han proyectado en nuestro colectivo.
La actividad de jardinería ha sido el verdadero motor transformador de nuestro proyecto, y lo que nos ha permitido, en estos años, pasar de los 18 trabajadores con discapacidad, a los 151 que contamos actualmente, con una facturación en jardinería que supera los 2 millones de euros/año.
Otro valor añadido es que nos ha familiarizado con el concepto de la corresponsabilidad. La integración laboral y social de las personas con DI no avanzará si no es con la implicación de diversas instancias: las entidades específicas que nos dedicamos, las familias, las administraciones locales, el mundo empresarial, el resto de entidades y la ciudadanía.
En este tema es de aplicación aquel dicho que hace: “Si quieres ir deprisa, ve solo, si quieres ir lejos, ve acompañado”. Y nosotros venimos de lejos y queremos ir aún más lejos, y por tanto, nos necesitamos todos.
A lo largo de estos 30 años de colaboración hemos ido adquiriendo conocimientos y experiencia y nos hemos hecho merecedores de tenerse en cuenta como proveedores de servicios del Ayuntamiento. En este sentido, nos satisface especialmente el último encargo de participar en el proyecto LIFE Alnus de recuperación de hábitats de ribera.
Es por ello que queremos rendir, en este acto, nuestro reconocimiento al compromiso social del Ayuntamiento de Granollers.
Manel Palou y Serra