La Organización Mundial de la Salud determina la salud ocupacional como la promoción y mantenimiento del mayor grado de bienestar físico, mental y social de los trabajadores / as en todas las ocupaciones.
Hace años que las empresas destinan recursos para que sus empleados / as trabajen en buenas condiciones y también minimizando los riesgos derivados de sus actividades laborales. En las últimas décadas, la mirada se ha puesto más allá, y muchas empresas quieren que sus trabajadores / as además, estén sanos y felices. Esto implica que el abordaje debe ser desde muchas vertientes.
Tenemos múltiples ejemplos cercanos de empresas que facilitan espacios para hacer deporte, salas de relajación, yoga, talleres de mindfulness o fisioterapia, ... y también fomentan la alimentación saludable ofreciendo fruta a los equipos; con el objetivo de contribuir a mejorar los hábitos de sus trabajadores / as.
No es ningún secreto que una plantilla sana equivale a menos absentismo, menos bajas, y por tanto, mayor productividad. Este argumento hace que cada vez más empresas tengan iniciativas creativas para contribuir en la salud de los trabajadores / as más allá de la salud física y actualmente observamos como ya se realizan acciones para la salud psicológica del personal. El cambio y crecimiento continuo en muchos entornos laborales hace necesario disponer de profesionales preparados y con herramientas para afrontarlo. El entrenamiento emocional es y será básico y de hecho, cada vez más las empresas ofrecen este apoyo profesional.
Poner las personas en el centro es un beneficio para la plantilla pero también lo es directamente por la empresa, ya que será una herramienta más de fidelización del talento y se traducirá en la imagen corporativa que se proyecta.
Todo esto nos hace mirar hacia el futuro con motivación, un futuro con en que las empresas pondrán las personas en el centro y cuidarán la salud en todos los ámbitos.